Jordi González: «Mis cabreos duran poquísimo, no soy rencoroso»

Jordi González: «Mis cabreos duran poquísimo, no soy rencoroso»

Entrevista del 24.10.10 en ElCorreo.com

«'La Noria' es un programa en el que puedo expresar muchos registros»

Estudió Filosofía y quería ser profesor, pero la vida le puso delante de un micrófono y cambió su destino. Jordi González saluda cada semana a millones de espectadores subido a una noria que gira en torno a la actualidad. Contundente en sus declaraciones, seguro de sí mismo y orgulloso de su papel en la televisión, el presentador recibirá el martes el Premio al Mejor Comunicador que le concede la emisora Punto Radio Álava.

 

-¿Qué siente ante un galardón así?
-Viniendo de donde viene el premio y en este momento, pues mucha alegría y mucho agradecimiento.
 
-¿Qué es lo que más le llama la atención de Vitoria?
-La limpieza, el orden... Es una ciudad elegante y tiene el tamaño ideal. Yo pongo como ejemplo Vitoria muchas veces cuando me hablan de la ciudad ideal por sus dimensiones, su densidad... Me gusta mucho.
 
-¿Cuándo descubrió que era un buen comunicador?
-Eso es algo que yo todavía no tengo muy claro. Descubrí que quería dedicarme a esto hace mucho tiempo y por casualidad. Mi vocación era la docencia, yo quería ser profesor de Primaria. Pero con 18 años me llevaron a Radio Barcelona porque iban a hacer unas prueba de voz y resulta que me eligieron. Entonces descubrí un mundo muy divertido, muy creativo y muy chulo que me apasionó.
 
-Y luego llegó la tele.
-Al cabo de unos años me propusieron hacerme cargo de un magazine en la tele, y eso me daba más pereza, porque como consumidor la televisión me gusta menos que la radio, pero acepté y mira, funcionó Y me volvió a picar el veneno, esta vez el de la pequeña pantalla.
 
-Pero usted iba para filósofo...
-¡No, no, no! Estudié Filosofía porque la carrera de Ciencias de la Información me parecía una chorrada. Se entiende perfectamente porqué esos estudios no tienen categoría universitaria en otros países como Estados Unidos. La verdad es que la carrera de Periodismo me parecía muy aburrida y como mi familia 'patrocinaba' mis estudios, no quería desaprovechar esa oportunidad.
 
-Por su trabajo, ¿le toca llevarse mal con gente a la que ni siquiera conoce?
-Lo que yo hago es un trabajo y me pagan por ello. Nadie dice tenga que encontrarme sólo con gente que me cae bien, eso lo hago a nivel particular, pero en mi trabajo lidio con lo que me toque.
 
-¿La noria le da vértigo, le marea o disfruta del viaje?
-A mi 'La Noria' me da muchas satisfacciones. Es un programa en el que puedo expresar muchos registros y tiene muy buena acogida por parte del público.
 
-Pero a veces se cabrea usted bastante...
-Sí, me enfado y mucho. Pero son enfados que me duran poquísimo. Tengo la gran suerte de no ser rencoroso.
 
-Y cuando llama en directo la hermana de Antonio Puerta para criticar la actitud de su programa, ¿cómo se siente?
-Muy afortunado por estar al frente de un programa que es absolutamente democrático y que defiende a muerte, y lo demuestra con conexiones así, la libertad de expresión. Cuando llama alguien en directo y nos pone a parir, hay una parte que me molesta, por supuesto, porque está hablando mal del trabajo de todo un equipo, pero por otra parte, y es mayor el sentimiento, estoy encantado de trabajar en un programa en el que la gente habla sin cortapisas. Pocos espacios televisivos habrá que tengan los huevos de pasar una llamada como la de la hermana de Antonio Puerta. Y sabíamos que nos iba a criticar, y es muy legítimo.
 
-¿Quienes son más difíciles de controlar, los tertulianos políticos o los de prensa rosa?
-Todos. Nada es ni tan difícil ni tan fácil. En general la gente es muy civilizada, pero hay ocasiones en las que la visceralidad hace que aparquen un poco sus modales y funcionen más con el estómago que con la cabeza.
 
-¿Sabe usted dónde acaba la información y dónde empieza la opinión?
-En mi programa tenemos muy claro dónde hacemos una función y dónde hacemos la otra. Lo que hace mi compañera Sandra Barneda es información, y lo que ocurre conmigo en la mesa es opinión. Detecto mucho más esa confusión en la prensa escrita, en las portadas de los principales periódicos, donde aparece la información con adjetivos, y eso ya es opinión.
 
Hablar con los muertos
-Y lo de hablar con los muertos, ¿se lo cree?
-Soy muy escéptico y cuando Telecinco me propone presentar 'Más allá de la vida' me dicen que lo hacen precisamente por eso. Ahora yo estoy sorprendido y admirado de lo que veo y lo que oigo cuando hacemos este espacio. Porque si me lo cuentan antes, no me lo creo. Presencio cosas que para mí no tienen explicación.
 
-¿En qué reality se imagina Jordi González?
-¡En ninguno! Bastante tengo con el mío propio. No soy exhibicionista, a pesar de lo que mucha gente pueda pensar. Prefiero mantener el 95 por ciento de mi vida embargada, por pudor.
 
-¿En este país qué es más importante, un cambio de Gobierno o los 'cuernos' de Belén Esteban?
-¡Hombre, en serio, una crisis de Gobierno tiene mucha más trascendencia! Es algo que nos afecta a todos y lo otro es pura evasión.
 
-Algo tendrá el agua cuando la bendicen...
-Sí, hombre, yo se lo explico. Lo de Belén es un 'culebrón' al que se han enganchado casi cuatro millones de personas porque la vida de esta chica debe tener todos los ingredientes para hacer una historia apasionante.
 
-¿A quién admira de entre sus colegas?
-A todos los que trabajan con ilusión, a los que la mantienen en la mirada, en el tono de voz... Creo que es fundamental. Y citaré nombres: Mercedes Milá, Ana Rosa Quintana, Jorge Javier Vázquez...